lunes, 5 de marzo de 2012

CRÓNICA CAMPEONATO ESPAÑA MEDIA DISTANCIA 2012


Sabía que esta prueba iba ser la que hiciera que se me activasen las alarmas y enfocase la preparación para el Extreme Man con un poco de seriedad. Y se me ha encendido hasta la de "avería de motor".
En las tres semanas previas apenas había nadado 3 veces y en el resto de la preparación, las tres sesiones semanales que metía el pasado año para preparar el Ironman se quedaban en una o dos con suerte. Corriendo algo parecido; una o dos sesiones a la semana, sin pulsómetro y sin meter una maldita serie. Y todo esto se paga.
El día lo empezaba tranquilo y sin darme casi cuenta ya estoy metido en la cámara de salidas. El agua estaba bastante menos fría de lo que me esperaba. Tal vez la adrenalina me provocaba esa sensación, pero no sentí ni la mitad de frío que cuando nadé el jueves en el mar. Suena el bocinazo y me cuesta encontrar un espacio para nadar sin tener que dar más golpes que brazadas. Ya sabía que iba a sufrir nadando, y nada más llegar a la altura del "Veles i vents" comienza a entrarme flato. Justo cuando los tiburones de la salida posterior comenzaban a pasarme. Me recupero, y a falta de unos 300 metros siento un trallazo en un gemelo. Ya había pasado por eso en Regensburg y dejando la pierna muerta llego a la rampa de salida. No me volvió a molestar.
Había decidido que me iba a cambiar entero de ropa para salir con tritraje y maillot corto secos a coger la bici. Me toca hacer malabares con una toalla para no quedarme completamente desnudo, y no porque me importe, sino porque la organización lo había prohibido, y salgo con la bici a pelearme con el viento. Lo cierto es que no fue una pelea, fue el Campeonato por el Titulo de los Super pesados. Me pasaban, como es normal, bicis como si fueran aviones. Por apariencia y por velocidad. Todo iba más o menos bien hasta que cogimos la zona de la marjal y entramos en el infierno. Imposible soltar una mano para comer o beber algo con una mínima seguridad, el viento me movía a su antojo y me hacía rodar en algún tramo a ¡15 km/h!, en uno de sus abrazos casi acabo en una acequia, el asfalto horrible, con más socabones que trozos llanos, gravilla, tierra...en fin, una locura.
Notaba como el viento me iba vaciando de energía y como me ardían los cuadriceps.
La liberación vino cuando comencé a correr. Ahora mis piernas agradecían el cambio de exigencia muscular y sentí cierto alivio. Mi idea era el no andar en ningún momento pero mi motivación y mi mente no tenían esa intención, y en el cuarto avituallamiento ando un poco para tomarme un gel de los que daba la organización, de lo que no he probado nada peor en mi vida. Cuando andas una vez, tu mente ya está derrotada y lo vas a volver a repetir. Fue menos de un minuto en cada una de las tres veces, pero demasiado. La última justificada por los dolores de estómago producidos por el gel y por no poder tomar nada con sales en todo la carrera a pie. La isotónica y la fruta asegurada por la organización en los avituallamientos sencillamente no existieron. Para colmo en el último avituallamiento solo quedaba el agua que quedaba en las botellas que los voluntarios podían recuperar del suelo, papeleras e incluso de dentro del contenedor. Ese esfuerzo de quien no está obligado a ello muchos lo agradecimos.
En meta con 5 horas 54 minutos 38 segundos. Bastante peor de lo que yo esperaba pero con la lección aprendida para encarar los últimos 3 meses de cara a Salou.

Un abrazo y ánimo para mi amigo Kyoku. ¡¡¡¡Vamos maquina!!!!
 
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