miércoles, 17 de octubre de 2012

CRONICA EXTREME MAN 2012 (I)


Dedo hacía arriba, no sabía lo que se me venía encima...
 
Más de 4 meses después de haber competido en mi segundo Ironman, competir por decir algo, parece que no tiene mucho sentido escribir una breve crónica, pero si que lo tiene. Más que nunca.
Uno de los principales errores de la temporada anterior fue la falta de motivación que acabó por volverme un poco apático y quitarme las ganas de entrenar. Fue completamente distinto al año de Regensburg, en el que siempre tenía la motivación por las nubes, y creo que el escribir en el blog fue uno de los hechos que mantuvieron alta la motivación. Este año no tenía ganas de escribir ni de nada. Así me fue.
 
Voy a ser breve:
La natación me fue bastante bien. Eramos pocos y por lo tanto pocos golpes. Nadé bastante cómodo, a pesar de haber hecho un entrenamiento de natación muy irregular y anárquico, y el parcial fue el 161 de la natación con 00:58:19. También es verdad que la corriente ayudaba y faltaban metros.
Con la bici empecé como casi siempre, bastante frío y siendo pasado hasta por el tato. Conforme iba cogiendo ritmo decido tomarme un trozo de pastel de pasas, dátiles e higos que me sienta como una patada en los huevos. Se me revuelve el estómago y aguanto hasta el siguiente avituallamiento
- El vater ¿donde está?
- No hay
- No me jodas. Tiene que haber uno
- Cuando llegues arriba hay uno
No se porqué no los mandé a tomar por culo. El puerto era de casi 20 kilómetros y sin encontrar los Fortasec  yo no aguantaba más. Pasó por encima de un puente y pienso que es un buen cuarto de baño. A todo esto estaba lloviendo.
Cuando cojo la bici de nuevo me encuentro mucho mejor pero no puedo beber más que agua y comida ni olerla. Sabía que en el avituallamiento especial tengo Fortasec, pero eso estaba en el kilómetro 90. Tenía que aguantar como fuese hasta allí y cuando llegase comer todo lo que pudiese o era víctima.
Al fin llego. Me tomo 2 Fortasec,  dos sandwiches de jamón serrano y queso, un  plátano...Vamos todo lo que cae en mis manos. Comienzo la bajada y adelanto a uno que había estado haciendo la goma conmigo toda la bici y me dice que ha pinchado y no tiene bomba. Paro un segundo para dejársela y cuando empieza a desmontar la rueda me dice que se le había caído su bomba y que para no perder tiempo no la había recogido. ESo me enciende, le cojo el bombín y continúo.
- Cuando lo tengas todo hecho paras a otro y que te la deje. Suerte.
Cuando acaban las interminables subidas, y después de una fuerte bajada, comienzan unos 25 kilómetros de llano. Me noto recuperado, me acoplo y empiezo a darle a las piernas. Esta claro que iría de los últimos, pero en ese tramo adelante a más de 30 atletas y nadie me paso.
Al fin llego a la maratón y con algunas mejores sensaciones, porque la verdad es que en la bici pasé momentos muy malos. 


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