Empiezo a correr con la sensación de que me había recuperado algo pero con el "run run" en la cabeza que me machacaba con todo el tiempo que había estado en la bici sin comer y sin poder hidratarme en condiciones. En principio, me siento bien. Llego al primer avituallamiento y me bebo dos coca-colas y como algo. Sigo corriendo y empieza a pincharme el flato. Me apreto con una mano, mientras sigo corriendo, hasta que se pase. Muchas veces había funcionado pero esta vez no. Cada vez me dolía más, hasta el punto de tener que parar y seguir andando. Esto fue mi ruina. Sabía que, con lo poco que había corrido durante el año, lo iba a pasar mal. Lo que no podía imaginar que en el kilómetro 5 aproximadamente iba a ir ya andando. Me hundo mentalmente y comienzo a andar sin parar. Era imposible dar el primer paso para empezar a correr. Al final decido que voy a correr 5 minutos y andar 2, porque me veía andando toda la maratón. Consigo que Patri y mi hermano me den unas pastillas de sal que me dieron media vida. Aparte de mentalmente hundido iba deshidratado y sin sales. De aquí hasta el final un suplicio en el que traté de aumentar poco a poco los periodos de correr. Desde el último avituallamiento no paro de correr hasta la meta y antes de coger la recta me llevo una buena sorpresa.
- ¿Quieres que entré contigo?- me dice mi mujer.
- Claro.
Lo cierto es que esto es casi más suyo que mío, y así entramos en meta con 13:31:20. 4 horas 36 minutos de maratón, que para lo que sufrí me parece poco.
El próximo más y mejor. Bueno más creo que ya no puede ser
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