jueves, 11 de agosto de 2011

CRÓNICA IRONMAN REGENSBURG (III) MARATÓN

La T2 también la hago con calma; paro a mear, me seco los pies a conciencia con la toalla que había cogido del carro de limpieza del hotel, me cambio los calcetines y me vuelvo a quedar completamente desnudo en la carpa. Miro a la voluntaria que me estaba ayudando, que ni se imaginaba la cantidad de tíos desnudos que iba a ver este día, y nos reímos. Esto es así.
Tenía pensado ponerme el pulsómetro para no pasarme de rosca pero no me encontraba nada cansado y decido que será mi cuerpo y mi cabeza los que me marquen el ritmo. Mi idea era salir a ritmo cómodo para andar lo más tarde posible. Iba a ser mi primera maratón y lo máximo que había corrido seguido en mi vida habían sido 3 horas, así que esperaba al tío del mazo sobre el 25 de la carrera.
Salgo a correr y no quería andar en los avituallamientos porque la estrategia era clara; correr hasta que las piernas primero y luego la cabeza dijeran basta y a partir de ahí a sobrevivir, por lo que cogía los vasos de agua e iso y sin parar me bebía la mitad que no se me caía. Y así, sin darme cuenta, me veo con la primera pulsera.
El circuito es precioso porque discurre por el centro histórico y luego te mete en una zona boscosa, así que hay partes del recorrido con muchísima gente que te animan por tu nombre al verlo en el dorsal. Yo sonrío a todo el mundo. Estaba feliz de vivir este momento y lo estaba disfrutando y lo mejor de todo que iba corriendo muy fácil.
Cuando ya no puedo aguantarme de lo que me meaba decido parar en un water portátil, pero justo antes entra otro corredor y cuando pasan 2 minutos (o eso me pareció a mí) me pregunto que hago perdiendo el tiempo y sigo corriendo hasta el siguiente avituallamiento a dos kilómetros. Cuando llego entro en la caseta:
- ¡Me cago en la puta! Me meo que no puedo más y no sale ni gota.
Tras otro par de minutos intentando mear sin éxito salgo de la cabina y me pongo a correr.
- Si no quieres mear pues no vas a mear.
Al poco me pasa Pedro que iba eufórico:
- Pajarito, que bien vas. Dame de eso que te tomas.- le digo de coña.
- Me encuentro de puta madre. Esto es impresionante.- me dice y se mete a mear en una cabina.
Al principio del maratón me había pasado Kyoku y se había ofrecido a que fuésemos juntos pero le digo que no, que tiré que su ritmo es más rápido. Esta es una prueba en la que debes luchar en solitario contra ti mismo y contra tu cabeza.
Cuando ya me cuesta hasta correr de lo que me meaba, vuelvo a entrar a un urinario y al fin lo consigo. Es más o menos el kilómetro 23 y aprovechando que había parado decido tomar el primer gel. Me paso Manolo Roca con una vuelta más y nos damos ánimos. En unos metros tercera pulsera y me encontraba como si acabara de empezar.
Al final del parque estaban el Piro y Patri animando y le digo que voy a tratar de correr tambien esta vuelta. Al pasar a la altura de meta veo a Patricia; paro, le doy un beso y le digo:
- Vete para meta que en menos de una hora entro.
Era el kilómetro 31, y salvo una ligera molestia en la rodilla derecha, me encontraba pletórico. Mi cabeza ya sabía desde hacía un par de kilómetros que no iba a andar en toda la maratón. No había venido para eso.
En el siguiente avituallamiento tomo mi segundo y último gel y me voy a buscar mi última pulsera. 9 kilómetros para la meta en los que no se pueden describir las emociones. Comienzo a apretar el ritmo y paso a gente sin parar. Ya no me adelantó nadie en 9 kilómetros. Veo gente andando a falta de 5 ó 6 kilómetros y me pregunto que hacen andando con lo poco que les queda. Pero claro, yo iba bien pero cada uno sabe lo que está pasando.
En uno de esos momentos de felicidad me acuerdo de mi abuelo Marcos y de mi yaya Carmen que nos dejaron hace ya muchos años y me pongo a llorar. A partir de aquí la sonrisa de felicidad no se me borro de la cara. A todo el que me animaba le hacía algún gesto de agradecimiento y mientras tanto seguía corriendo sobre 4:30 el kilómetro. El Piro me vuelve a animar y me dice que Kyoku está a 30 segundos. Me da igual, estoy disfrutando de algo indescriptible. Al poco lo veo a lo lejos y me echo encima de él en un abrir y cerrar de ojos. Era el kilómetro 40,5, más o menos, y le pregunto si va bien y si me quedo con él. Me dice que me quede si quiero pero veo que para a andar en el avituallamiento y que le queda nada para acabar, así que le doy ánimos y decido seguir con mi ritmo. ¡No podía parar a andar cuando me quedaban menos de 2 kilómetros!
En el último kilómetro veo a lo lejos un dos piezas del Triline y yo sigo con mi ritmo rápido y con mi sonrisa de oreja a oreja que hacían que la gente me animara a rabiar cuando me veía. Utilizaría cien miel palabras y jamás describiría la emoción que sentía. Es algo que creo que solo puede entender alguien que sabe que está en el último kilómetros de un Ironman. Algo así como "si te lo tengo que explicar es que no lo vas a entender". Hasta que no rebaso a mi compañero no me doy cuenta que era Jose María Ros. Más ánimos y como un tiro a buscar el desvío que solo toman esos que ya llevan las 4 pulseras que te abren la puerta del paraíso. Ahora si que me lo tomo con más calma, quiero disfrutar cada segundo porque este momento de acabar mi primer Ironman ya no se va a volverá a repetir. Habrán otros, o no, pero el primero ya no se volverá a repetir.
Veo a Patricia y me paro para darle un beso antes de hacer el giro que lleva a la recta de meta. Giro y miro hacia al final donde veo el arco con la palabra mágica "ZEIL". Es un momento de gloria y encima no tengo más corredores cerca que puedan empañarlo. Es mi momento.
Cruzo el arco con un tiempo de 12 horas 14 minutos 54 segundos. Desde siempre he tenido claro que el tiempo era lo de menos y que solo quería disfrutar de la prueba que era un derecho que me he ganado tras los 8 meses de trabajo específico. Esto deseo se había cumplido pero es que además el tiempo era fantástico.
Una chica me pone la medalla y pido una manta térmica porque quería esperar la llegada de Kyoku y Jose María para darles un abrazo. Estaba terriblemente feliz.
Gracias y felicidades a mis compañeros porque hemos conseguido cumplir nuestro sueño los 17. Y gracias a Patricia que es la más sacrificada en esta bonita historia.
ESTO ES LO MÁS GRANDE.



6 comentarios:

  1. No puedo dejar de llorar de la emoción que me has hecho sentir y de lo orgullosa que me siento de tener un amigo tan luchador. Gracias por compartir tus experiencias con los mortales. Eugenia C.

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  2. Muchas gracias por compartirlo. Es emocionante.

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  3. Enhorabuena Edu!!
    Preciosa crónica. Describes de una manera muy emotiva la alegría que se siente al conseguir los retos que nos proponemos.
    Gracias por compartirlo, FINISHER.

    Rafa Sub4h

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  4. Enorme, muchas gracias por la cronica. Pedazo de maratón te marcaste, sin parar, si señor, eso es controlar la distancia. Bienvenido al maravilloso mundo de los finishers.
    Un abrazo

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  5. enhorabuena... estuvo genial. muy buena la crónica que has hecho. como sufrimos ese día con la lluvia y algo de viento!!!
    yo también hice buena carrera al final sub 10horas un super premio
    saludos

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  6. Gracias a todos. Ahora mismmo estoy con un subidón que como no me controle me apunto a todo.

    Eduardo

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