martes, 23 de agosto de 2011

DENTRO

Ya puedo decir la palabra mágica, esa que como el "Yo soy Espartaco" hace que empiece a saltar la gente.
¡¡¡DENTRO!!!
Inscrito en el Extreme Man 226 Salou

domingo, 21 de agosto de 2011

EXTREM MAN SALOU 2012

La decisión está tomada y este va a ser el reto para el año 2012. Tenía claro desde que acabé el IM de Regensburg que esto no se iba a quedar en una prueba y ya está. Y tenía claro que esto es lo que me gusta y que en el 2012 iba a asaltar de nuevo la distancia. Han sido varias las razones que me han hecho decantarme por este triatlón y entre ellas:
- La cercanía. Me pilla a menos de 2 horas de mi casa.
- El tema económico. La inscripción es poco más de 200 euros y además me evito tener que coger aviones, mandar la bicicleta...La cargo en el coche y en nada me planto en la prueba.
- Permite que venga mucha gente de mi entorno a verme y que sé que les apetece hacerlo.
- El sector de bici. Aunque me tiene un poco acojonado ha hecho que se me quite de la cabeza el comprarme una cabra y así me ahorro 3000 eurillos (que seguramente se acabará puliendo mi mujer en muebles).
- De la marca IM solo veía las opciones de Niza y Zurich. La segunda descartada por la pasta que supone y la primera me la reservo para cuando el resto de Trilines vayan a por él.

La ilusión renace de nuevo


jueves, 18 de agosto de 2011

QUERIDOS REYES MAGOS...

Queridos Reyes Magos:
He estado pensando como me he portado este año y creo que no del todo bien. Por eso prometo que este año me voy a portar mejor y voy a :
- Cambiar un día a la semana la bici de carretera por la de MTB para mejorar la fuerza, equilibrio...
- Hacer un día a la semana de gimnasio, incluyendo abdominales que este año he hecho una o ninguna.
- Uno de los días de carrera hacerlo por montaña.
Aún no tengo claro lo que os voy a pedir pero como van a ser muchas cosas y muy caras, id haciendo sitio y una hucha.

PD: Lo del gimnasio lo prometo pero poco (con los dedos cruzados, vamos)


martes, 16 de agosto de 2011

CON GANAS DE EMPEZAR

Tras una semana de descanso para desconectar un poco la mente, cosa que no he conseguido porque desde el día de la prueba tengo una especie de obsesión con estas dos letras rojas, toca empezar ya a entrenar poco a poco. Ayer saqué la MTB después de ni se el tiempo que no la tocaba, puede que más de un año, y hice una rutita de 2h20' y 36 km de piedra y tierra que la verdad se me hizo un poco corta. Y es que parece que al principio todos los entrenamientos van a parecer poco acostumbrados a las sesiones de los últimos meses.
Para el año que viene tengo la idea de hacer alguna otra prueba en distancia Ironman, aunque me da igual de la marca que sea y donde sea. Mi principal reto me parece que va a ser engañar a alguien para que me acompañe. Ya veremos. Siempre hay algún facilón.
Por lo demás no se que más retos me voy a plantear y solo hay uno seguro que se firmó en una servilleta de papel en Alemania después de un par de cervezas; LA MARATÓ I MITJA DEL PENYAGOLOSA.


jueves, 11 de agosto de 2011

CRÓNICA IRONMAN REGENSBURG (III) MARATÓN

La T2 también la hago con calma; paro a mear, me seco los pies a conciencia con la toalla que había cogido del carro de limpieza del hotel, me cambio los calcetines y me vuelvo a quedar completamente desnudo en la carpa. Miro a la voluntaria que me estaba ayudando, que ni se imaginaba la cantidad de tíos desnudos que iba a ver este día, y nos reímos. Esto es así.
Tenía pensado ponerme el pulsómetro para no pasarme de rosca pero no me encontraba nada cansado y decido que será mi cuerpo y mi cabeza los que me marquen el ritmo. Mi idea era salir a ritmo cómodo para andar lo más tarde posible. Iba a ser mi primera maratón y lo máximo que había corrido seguido en mi vida habían sido 3 horas, así que esperaba al tío del mazo sobre el 25 de la carrera.
Salgo a correr y no quería andar en los avituallamientos porque la estrategia era clara; correr hasta que las piernas primero y luego la cabeza dijeran basta y a partir de ahí a sobrevivir, por lo que cogía los vasos de agua e iso y sin parar me bebía la mitad que no se me caía. Y así, sin darme cuenta, me veo con la primera pulsera.
El circuito es precioso porque discurre por el centro histórico y luego te mete en una zona boscosa, así que hay partes del recorrido con muchísima gente que te animan por tu nombre al verlo en el dorsal. Yo sonrío a todo el mundo. Estaba feliz de vivir este momento y lo estaba disfrutando y lo mejor de todo que iba corriendo muy fácil.
Cuando ya no puedo aguantarme de lo que me meaba decido parar en un water portátil, pero justo antes entra otro corredor y cuando pasan 2 minutos (o eso me pareció a mí) me pregunto que hago perdiendo el tiempo y sigo corriendo hasta el siguiente avituallamiento a dos kilómetros. Cuando llego entro en la caseta:
- ¡Me cago en la puta! Me meo que no puedo más y no sale ni gota.
Tras otro par de minutos intentando mear sin éxito salgo de la cabina y me pongo a correr.
- Si no quieres mear pues no vas a mear.
Al poco me pasa Pedro que iba eufórico:
- Pajarito, que bien vas. Dame de eso que te tomas.- le digo de coña.
- Me encuentro de puta madre. Esto es impresionante.- me dice y se mete a mear en una cabina.
Al principio del maratón me había pasado Kyoku y se había ofrecido a que fuésemos juntos pero le digo que no, que tiré que su ritmo es más rápido. Esta es una prueba en la que debes luchar en solitario contra ti mismo y contra tu cabeza.
Cuando ya me cuesta hasta correr de lo que me meaba, vuelvo a entrar a un urinario y al fin lo consigo. Es más o menos el kilómetro 23 y aprovechando que había parado decido tomar el primer gel. Me paso Manolo Roca con una vuelta más y nos damos ánimos. En unos metros tercera pulsera y me encontraba como si acabara de empezar.
Al final del parque estaban el Piro y Patri animando y le digo que voy a tratar de correr tambien esta vuelta. Al pasar a la altura de meta veo a Patricia; paro, le doy un beso y le digo:
- Vete para meta que en menos de una hora entro.
Era el kilómetro 31, y salvo una ligera molestia en la rodilla derecha, me encontraba pletórico. Mi cabeza ya sabía desde hacía un par de kilómetros que no iba a andar en toda la maratón. No había venido para eso.
En el siguiente avituallamiento tomo mi segundo y último gel y me voy a buscar mi última pulsera. 9 kilómetros para la meta en los que no se pueden describir las emociones. Comienzo a apretar el ritmo y paso a gente sin parar. Ya no me adelantó nadie en 9 kilómetros. Veo gente andando a falta de 5 ó 6 kilómetros y me pregunto que hacen andando con lo poco que les queda. Pero claro, yo iba bien pero cada uno sabe lo que está pasando.
En uno de esos momentos de felicidad me acuerdo de mi abuelo Marcos y de mi yaya Carmen que nos dejaron hace ya muchos años y me pongo a llorar. A partir de aquí la sonrisa de felicidad no se me borro de la cara. A todo el que me animaba le hacía algún gesto de agradecimiento y mientras tanto seguía corriendo sobre 4:30 el kilómetro. El Piro me vuelve a animar y me dice que Kyoku está a 30 segundos. Me da igual, estoy disfrutando de algo indescriptible. Al poco lo veo a lo lejos y me echo encima de él en un abrir y cerrar de ojos. Era el kilómetro 40,5, más o menos, y le pregunto si va bien y si me quedo con él. Me dice que me quede si quiero pero veo que para a andar en el avituallamiento y que le queda nada para acabar, así que le doy ánimos y decido seguir con mi ritmo. ¡No podía parar a andar cuando me quedaban menos de 2 kilómetros!
En el último kilómetro veo a lo lejos un dos piezas del Triline y yo sigo con mi ritmo rápido y con mi sonrisa de oreja a oreja que hacían que la gente me animara a rabiar cuando me veía. Utilizaría cien miel palabras y jamás describiría la emoción que sentía. Es algo que creo que solo puede entender alguien que sabe que está en el último kilómetros de un Ironman. Algo así como "si te lo tengo que explicar es que no lo vas a entender". Hasta que no rebaso a mi compañero no me doy cuenta que era Jose María Ros. Más ánimos y como un tiro a buscar el desvío que solo toman esos que ya llevan las 4 pulseras que te abren la puerta del paraíso. Ahora si que me lo tomo con más calma, quiero disfrutar cada segundo porque este momento de acabar mi primer Ironman ya no se va a volverá a repetir. Habrán otros, o no, pero el primero ya no se volverá a repetir.
Veo a Patricia y me paro para darle un beso antes de hacer el giro que lleva a la recta de meta. Giro y miro hacia al final donde veo el arco con la palabra mágica "ZEIL". Es un momento de gloria y encima no tengo más corredores cerca que puedan empañarlo. Es mi momento.
Cruzo el arco con un tiempo de 12 horas 14 minutos 54 segundos. Desde siempre he tenido claro que el tiempo era lo de menos y que solo quería disfrutar de la prueba que era un derecho que me he ganado tras los 8 meses de trabajo específico. Esto deseo se había cumplido pero es que además el tiempo era fantástico.
Una chica me pone la medalla y pido una manta térmica porque quería esperar la llegada de Kyoku y Jose María para darles un abrazo. Estaba terriblemente feliz.
Gracias y felicidades a mis compañeros porque hemos conseguido cumplir nuestro sueño los 17. Y gracias a Patricia que es la más sacrificada en esta bonita historia.
ESTO ES LO MÁS GRANDE.



CRÓNICA IRONMAN REGENSBURG (II) CICLISMO

Entro en la carpa y veo que están Julito y Silencios cambiándose. Empiezo a sacar las cosas de la bolsa y me cambio completamente de ciclista poniéndome el maillot de la Selección Española. A la que me doy cuenta también están en la carpa Borja, Juanito y alguno más que ahora no recuerdo pero es que todo esto pasa muy rápido. Para mi no tan rápido porque se me van 15 minutos en los que encima no cojo el chubasquero porque en ese momento no llovía y no me cabía en los bolsillos traseros. Paro a mear antes de coger la bici y a rodar. No tarda ni tres minutos en comenzar a llover y yo sin chubasquero. Había cogido un cortavientos de los de Decathlon que llevaba en el bolsillo y me había puesto el chaleco que dieron en Elche el año pasado y que al menos me paraba el frío en el pecho.
En la web parece que el perfil es más o menos llanos con alguna rampa pero sin muchas complicaciones, pero de eso nada. Se sube bastante y el plato pequeño hay que meterlo unas cuantas veces, a no ser que seas como casi todos los guiris que se empeñaban en subir emplatados y sentados y a los que pasabas subiendo de píe con plato pequeño y piñones grandes con una facilidad asombrosa.
En una de las primeras subidas se pone a mi lado un gallego:
- Tómate la primera vuelta con calma y en la segunda ya te aprietas, que esto es muy largo. Y no olvides que el Ironamn empieza en el kilómetro 28 de la maratón.
Luego, cuando le digo que es mi primero me comenta que lleva 29 IM y que tiene un blog. Cuando le pregunto el nombre:
- Constantino Ares, pero el blog es Irontante.
- ¡No me jodas! Si te he leído cientos de veces.
Nos damos ánimos y él tira para delante.
Empieza a llover de manera más seria y decido parar a ponerme el cortavientos porque estaba empezando a pasar frío y para algo había cargado con él. Duró seco 20 segundos pero si que quitaba algo de frío. Había ido con tiento en las bajadas porque llevaba las pro race3 sin nada de dibujo y no me fiaba un duro, pero en la primera ocasión que me toca tirar de frenos, éstos no empiezan a frenar hasta casi 2 segundos después y me viene justo parar hacer la curva. A partir de ese susto decido tirar de frenos con bastante más antelación para darles tiempo a evacuar el agua de la pista de frenado.
Llovía sin parar, hacía un poco de frío y mucho aire en alguna zona. Aún así habían algunas personas animando en la carretera y yo se lo agradecía levantando el pulgar o sonriéndoles.
Me sorprendió mucho que pasará a atletas de ambos sexos bastante gruesos durante todo el sector de bici, incluso al final, y me preguntaba como habían nadado tan rápido. Esta es una de las cosas que más me ha sorprendido en el Ironman; lo que andan algunos que no lo aparentan en absoluto.
Pasan los kilómetros y voy alimentándome metódicamente; barritas, sandwich y medio de serrano y queso, plátanos, gelatinas y pastillas de maltodextrinas. Llevaba un bidón con 6 geles disuelto e isotónica del que iba dando pequeños chupitos y que acabé en el 170 y en los avituallamientos alternaba un bidón de agua con uno de iso.
Antes de entrar en la T2 veo a Patricia que me estaba esperando y entro para boxes. Llevaba poco más de 6 horas y media que para estar el día como estaba y haber parado a mear dos veces no estaba nada mal.

miércoles, 10 de agosto de 2011

CRÓNICA REGENSBURG 2011 (I) NATACIÓN

Han sido unos días muy intensos, de muchas emociones y sensaciones pero me voy a centrar en el día de la prueba ahora que mi mente aún tiene frescos esos momentos.
Toda la semana pronosticaban lluvias en Regensburg (o Ratisbona para los españolitos), incluido el día de la prueba, pero los días pasaban y apenas caía alguna gota. Los 17 manteníamos la esperanza de que el día 7 la cosa no cambiase y nos mojásemos lo justo. Nada más lejos de la realidad.
El día "D" suena inútilmente el despertador a las 3:45 horas porque ya estaba despierto desde hacía más de 20 minutos. Me levanto, y junto con Patricia bajo a desayunar todavía vestido de civil. Sigo tranquilo como los días anteriores y desayuno con algo más de moderación que días atras. No quería preocuparme del estómago y me tomo un protector y una pastilla de Aerored.
Con mi inseparable botella de isotónica con carbohidratos bajo al hall del hotel y me reuno con el resto de Trilines y con algunos de los acompañantes que no querían perderse la natación. Llegamos al lago y empieza a diluviar. No habían abierto aún los boxes y conseguimos algún pequeño rincón techado. Algunos ni eso.
En cuanto abren nos vamos a las carpas habilitadas para cambiarse y tratamos de animarnos unos a otros. No era justo que lloviese de esa manera. Ese día no. Todo presagiaba que íbamos a pasar un infierno. Unos cuantos cogían su bicicleta y abandonaban el Ironman antes de empezarlo. Eso no cabía en mi cabeza. Han sido muchos meses de esfuerzos, sueños e ilusiones y mucha la gente que me iba a seguir este día con orgullo y admiración y no podía fallarles. Nunca durante la prueba paso por mi mente la idea de retirarme. No había venido a eso.
Me tumbo en un banco y conecto el mp3. Estoy muy tranquilo y ni siquiera preocupado por la lluvia. Espero a que se acerque un poco más la hora de la salida y comienzo con el ritual del neopreno.
Calentamos unos metrillos hasta donde estaban nuestros supporters y les saludamos desde el agua para volvernos a la orilla a darnos ánimos y esperar el disparo de salida. Me encuentro tranquilo, confiado y trato de absorver cada momento y cada sensación. Había venido a disfrutar de este día y nada iba a fastidiarme esto.
Se da la salida y busco entrar al agua, más o menos, por la mitad. No quería palos por delante y por detrás, y es que 2300 personas juntas en el agua son muchas personas. Consigo espacio más rápido de lo esperado y evito alguna que otra patada de los que van nadando a braza, a rana como diría mi abuela, que son las que te pueden noquear en un plis plas. Al principio no nado del todo recto pero a partir de la segunda boya ya voy nadando cómodo. Paso de buscar píes y solo trato de hacer mi natación en un agua en la que apenas veías tu mano. Enfilo las boyas rojas, que son las de la vuelta, y en la segunda noto un calambre en el gemelo derecho.
- ¡No me jodas! Aún me queda mucho que nadar.
Me toca pararme unos segundos y hacer el siguiente kilómetro llevando la pierna derecha muerta y pateando ligeramente con la izquierda, lo que hacía que tuviera que compensar con la brazada la tendencia de ir hacía la derecha por culpa de solo mover una pierna. Poco a poco veo que los amagos de rampa van pasando y bateo con las dos piernas, aunque con extrema precaución. No estoy nada cansado y sin embargo se que llevo buen ritmo y que voy a salir con mejor tiempo de lo esperado. Eso si, 3800 metros nadando se hacen largos.
Salgo del agua y doy un fugaz vistazo a mi reloj:
- 1h07 minutos !Tiempazo!
Entro en la carpa y me lo tomo con calma. Demasiada; 15 minutos en la T1.

jueves, 4 de agosto de 2011

8 MESES


8 meses de entrenamiento en los que he disfrutado como nunca. A unas horas de coger el vuelo para Munich, y con la bici y el resto del equipo ya de camino de Alemania, me encuentro con total confianza en mis posibilidades y con ganas de que llegue el domingo para disfrutar de la prueba. Disfrutar hasta donde se pueda, claro.
Los números de estos 8 meses de específico han sido:
Natación: 85 horas 35 minutos y 212 kilómetros
Ciclismo: 253 horas 36 minutos y 6832 kilómetros
Carrera: 80 horas y 906 kilómetros

Me he centrado en rodar mucho en bici porque creo que es el sector clave para que en la carrera llegue el del mazo lo más cerca posible de la línea de meta y en nadar metros para salir lo más descansado que pueda del agua. Seguramente tendría que haber corrido bastante más, pero para eso ya es tarde y con estas horas voy. Creo que son suficientes para hacer un sub 13 horas aunque será la prueba la que diga sí si o sí no.

Alea jacta est

 
Contatori per sitocontadores web